Colaboración con Centro Ephata
Estos pasados meses Berdinak, la ONG solidaria y antirracista de Irala, ha estado visitando Ephata, el centro de niños y niñas sordos de Brazzaville con el que colaboramos desde hace años. Una colaboración iniciada en el año 2011 cuando Xavier Mbemba, impulsor de la iniciativa, nos visitó para presentar el centro Ephata y solicitar ayuda económica para su funcionamiento.
El acercamiento a Congo Brazzaville
Entonces se organizaron en la Hegoetxea de Irala un par de sesiones para dar a conocer los Congos. Ésta es una primera realidad que mucha gente desconoce, que existen dos países en África central que se llaman Congo. Uno, el grande, Congo-Kinshasa, es el referido por defecto cuando se habla en singular de “el Congo”. El otro, el pequeño, Congo – Brazzaville, es por tanto el Congo pasado por alto, el olvidado. Sus capitales, Kinshasa y Brazzaville, son las dos capitales más cercanas del mundo, a un lado y otro del río Congo, el río central de África y río mítico para exploradores y aventureros.
Congo Brazzaville es un país paradigmático del mundo globalizado. De una globalización que enriquece a unos pocos y empobrece a la mayoría. Un país de tamaño medio, sus 300.000 km2 son algo más de la mitad peninsular, para poco más de 4.000.000 de habitantes, o sea como la mitad de andaluces. Poco poblado, por tanto, y gran beneficiado de recursos naturales de todo tipo, petróleo, mucho petróleo, madera, mucha madera, bosques forestales, minerales, un país trópico-ecuatorial siempre verde, con sol y agua abundante, por su caudaloso rio y las lluvias tropicales, donde la tierra da la impresión de que si dejas caer una semilla, un árbol crecerá en momentos. Un país, donde todo parece haberse aliado para satisfacer con creces las necesidades de su escasa población, es un país mísero, vacío y deprimido, en el que el único sueño de los jóvenes es la emigración.
La migración congoleña del campo a la ciudad
Las familias congoleñas han ido abandonado el medio rural, la tierra, para hacinarse a mal vivir en sus dos grandes ciudades, Brazzaville y Pointe Noire. Ciudades terribles en donde viven miles y miles de personas en condiciones de un suburbio inmenso, insano, con frecuentes cortes de agua, de luz, de alta polución y atascos interminables en las pocas calles asfaltadas… No, no es para ponerse a llorar de pena, sino para sentir que hierve la sangre de indignación por la terrible injusticia del mal reparto de su riqueza.
Las clases sociales
Reparto a tres, entre tres clases sociales, una, la clase política, congoleña, otra, los expatriados, es decir, los extranjeros que trabajan para las compañías constructoras, petroleras o madereras, y la gran clase, la mayoría, el pueblo congoleño que ve cómo las otras dos se benefician de sus riquezas.
Aterrizando
En este breve artículo no se pretende profundizar en análisis sociales o económicos, sino tan sólo esbozar unas impresiones personales que permitan compartir la experiencia. Por eso, para tratar de visualizar, de aterrizar, propongo un ejemplo, el aeropuerto de Brazzaville. Puede ser un buen ejemplo, porque es lo primero que impacta al llegar al país y es representativo de la realidad. Un aeropuerto nuevo, inmenso, impoluto, de blanco diseño,… ríete de la Paloma. Pero super dimensionado, sin uso la mayor parte del día, vacías sus inmensas salas de espera, como algún fantasmal aeropuerto español, cinco-diez veces más grande de lo necesario para su volumen de tráfico, para bien de …. los chinos que lo han construido y se han embolsado un gran presupuesto, para bien de los dirigentes políticos que se han embolsado las licencias de construcción, las primas, los regalos,… y para horror y miseria del pueblo congoleño que es quien paga, de veras, la factura, quien ve gastado los altos ingresos obtenidos por el petróleo de su país en construcciones corruptas.
El Centro Ephata
En el lado positivo de la experiencia congoleña nos encontramos con Ephata, el centro de niños y niñas sordos a quienes Berdinak ha acercado su pequeña colaboración económica y material médico, informático y juegos infantiles. Las niñas y niños albergados podrían ser el sector más vulnerable de lo vulnerable, pues a su discapacidad auditiva profunda se une a menudo el abandono de la familia. Sin embargo, encuentran en Ephata un refugio, un lugar de acogida, de encuentro entre iguales, desde el que acudir diariamente a su formación en el Instituto de jóvenes sordos de Brazzaville.
Continuará…
Berdinak quiere continuar el apoyo solidario y económico al centro Ephata y con más fuerza, para mantener la educación infantil y básica y darle continuidad con una formación profesional que permita a los jóvenes sordo-mudos la opción de inserción laboral una vez llegada la edad de abandonar el refugio Ephata. Así que lanzaremos una nueva campaña de apoyo para la que solicitaremos vuestra colaboración.
Deja un comentario